11 de Febrero – Personal
«Venid; oíd, todos los que teméis a Dios, y contaré lo que ha hecho por mi vida.» Salmo 66:16
Personal
El salmista al escribir nos muestra que está enamorado de la creación de Dios. Es un hombre que puede admirar y deleitarse con la naturaleza que lo roda. Tal vez para nosotros, que vivimos en una ciudad de cemento y smog, no es algo tan notorio, pero cada vez que salimos de vacaciones y podemos ver otras realidades, nos pasa lo mismo que al salmista.
Ver la montaña nevada, un bosque verde, la potencia del mar, un río tranquilo, una pradera sembrada o un cielo estrellado a la noche, nos produce la misma sensación de admiración que al salmista. El rocío de la mañana en la tela de araña, la mariposa que despliega colores y belleza, el pasto suave y verde, la grandeza de una hormiga, la regularidad de las estaciones y los cambios climáticos.
Maravilla ver la magnífica creación de Dios. Y ver la dedicación que puso en hacer perfecta cada cosa creada. Sin embargo, el salmista encontró algo que aún lo sorprendía más que esto. Algo que lo motivaba a contarles a todos el hecho increíble que había descubierto.
Él quería contarle a todos que Dios había cambiado su vida. Y eso lo asombraba aun más que la naturaleza maravillosa que veía a diario. Este hombre no podía callarse al pensar como Dios había hecho un milagro en su vida y la había cambiado. No sabemos que problema había tenido, ni como era su vida antes de este cambio.
Solo sabemos una cosa. Hubo algo que pasó y que impactó terriblemente en esta persona. Dios actuó de tal manera que lo dejó maravillado.
Y me puse a pensar lo poco que escuchamos hoy relatos como este. Hoy ya no vemos personas tan sorprendidas por los cambios que Dios realiza en sus vidas. Y no es porque Dios perdió su poder de transformación. Porque su poder sigue intacto desde siempre. Es solamente porque no queremos dejarlo actuar, y nos encaprichamos en seguir con nuestros deseos.
Hoy el salmista nos invita a reflexionar y a redescubrir el placer de la presencia de Dios en la vida, para que puedas sorprenderte de los cambios que Dios puede hacer en vos, a partir de ahora. Dejalo a Dios actuar en tu vida, para que te impresione.
REFLEXIÓN – Que hoy tengas algo bueno para contar.
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