13 de octubre – Confianza
«En la tarde, al amanecer y al mediodía oraré y clamaré y Él oirá mi voz.” Salmos 55:17 (RVR)
Cuando estamos pasando por un momento difícil, seguramente oramos mucho. Y generalmente, pedimos con gran insistencia por la solución de nuestro problema. Hacemos como el salmista, que clamaba todo el día por su dificultad.
Y cuando oramos, tenemos la certeza de que Dios nos oye. No porque seamos importantes, o porque lo merezcamos, sino porque Él lo prometió. Y por eso estamos confiados. Tenemos la seguridad, de que orar sirve.
Pero la complicación se agrava si cuando pasa el tiempo, no hay solución. Y si a medida que pasan los días, no encontramos salida, uno comienza a desanimarse y a pensar que Dios no oye. Y cuanto más larga es la prueba, y más tiempo estamos bajo presión, tanto más la duda se incrementa. Ya no estamos tan seguros de la eficacia de la oración, pensamos que Dios está muy lejos y todo se hace más difícil.
Escuché una canción que dice esta frase: «aunque la duda me atormente, yo no confío con la mente, lo hago con el corazón». Es justamente lo que pensaba el salmista, y en esto ponía su fe: contra toda lógica, está el poder de Dios; cuando las cosas parecen imposibles, Dios puede hacerlo posible. Un hombre común que había aprendido a confiar en Dios y a pedir con fe. Cuanto más tardaba Dios en responder, tanto más oraba. Y su fe no se debilitaba. Se obligaba a confiar más en Dios, y a esperar la respuesta.
No importa que las circunstancias sean desfavorables, o que el problema que tenemos lleve ya varios años, no importa que estemos tristes o desconsolados, que sintamos que Dios no nos escucha o que no le interesa nuestra angustia, no importa que no haya a la vista ninguna posibilidad de mejorar en el futuro, y que todo sea incierto.
La lógica no siempre tiene razón. Dios sigue estando cerca, Dios sigue escuchando, Dios nos sigue amando. Dios desea que tengamos fe, y fe es creer sin ver, es confiar aunque no haya ninguna razón para hacerlo. Porque Dios siempre escucha, Dios siempre responde (aunque no siempre lo haga con la velocidad que uno desea) y siempre tiene un plan de amor para cada hijo suyo.
Hoy es un precioso día para agradecerle a Dios que siempre escucha, aunque a veces dudemos.
REFLEXIÓN — No dudes, confíá.
Comentarios de Facebook