16 de Mayo – Reino

«El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamo a sus siervos y les encargo sus bienes. A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro solo mil, a cada uno según su capacidad.» Mateo 25:14
Reino
No hay maestro como Jesucristo. ¡Que capacidad divina de explicar las cosas más complicadas de una manera simple que todos puedan entenderlas! ¿Como se le puede explicar a un niño esquimal que vivió toda su vida en un iglú en Groenlandia, sin conexión con el mundo exterior y que solo conoce de sus perros, su pequeña comunidad y la pesca, que con Internet podes ver y escuchar un concierto de Rock and Roll que están haciendo los Rolling Stones en Japón?
No sabe lo que es el Rock and Roll, ni los Rolling Stones, ni Internet, ni Japón. Es imposible explicarle porque vive en otra realidad. Es el mismo problema que se le presento a Jesucristo en este mundo. ¿Como explicarle a los seres humanos que viven en casas de barro, durante ochenta años, en medio de peleas, guerras y abusos y que solo conocen su aldea o algún pueblo cercano que existe un Reino eterno, invisible, ilimitado y perfecto, donde reina la paz, el amor y la perfección?
Lo hizo de esta manera, tomo un ejemplo de su vida cotidiana y les explico lo que no podían entender. Era normal en aquellos días que algún señor importante delegara en su personal algún tipo de negocio. Por eso les dio monedas de oro, o talentos para administrar. Y los repartió según la capacidad de cada uno.
Este señor confiaba en todos sus siervos de la misma manera, y su exigencia para ellos fue la misma en todos los casos. La única diferencia era que sus siervos eran diferentes, por lo cual, le dio a cada uno distinta cantidad de responsabilidades.
El Reino de Dios es así. Dios nos delego la responsabilidad de administrar sus asuntos en la tierra y somos sus representantes directos. Él confía en cada uno de nosotros de la misma manera, y nos ama a todos por igual. Dios espera que le respondamos con el mismo grado de fidelidad y compromiso.
Simplemente repartió los dones, como Él lo cree más conveniente. Y como Él es Dios, sabe mucho más que nosotros. Solo tenemos que obedecerlo.
REFLEXIÓN – Dios espera mucho de vos.

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