21 de Mayo – Solo

“Porque el Señor había dicho que todos morirían en el desierto. Con la excepción de Caleb hijo de Jefone y de Josué hijo de Nun, ninguno de ellos quedó con vida.” Números 26:65 (RVR)
Cuando era chico, vi una película fantástica que se llamaba: Highlander. Contaba la historia de un escocés que en la edad media se había transformado en un ser inmortal. Fue herido de muerte en una batalla que luchaban entre clanes, pero en vez de perecer (como todos esperaban por la gravedad de su herida), siguió luchando como si nada. No podía morir. Y tampoco podía envejecer. La escena más terrible de la película fue verlo al protagonista, que siempre se conservaba igual porque no envejecía, cuidando a su esposa, ya anciana y a punto de expirar.
Su tristeza era absoluta, porque su inmortalidad le significaba un castigo. Todos sus seres amados morían, y él siempre se quedaba solo.
Ya habían pasado cuarenta años desde aquel momento terrible en que el pueblo de Israel dudó de Dios y no se animó a entrar en la tierra prometida. La tierra había estado al alcance de la mano, pero los gigantes y las ciudades amuralladas le causaron pánico y dos millones de personas, le dijeron que no a Dios. Sólo hubo dos jóvenes que quisieron entrar. Sólo hubo dos que confiaron en Dios, a pesar del miedo: Josué y Caleb.
Por esa determinación, Dios condenó a todos los jóvenes y mayores a morir en el desierto, y resolvió que entraran a la tierra prometida únicamente los niños porque ellos no habían participado de la decisión. Pero además, Dios premió a Josué y a Caleb, prometiéndoles que ellos sí iban a tomar posesión de la tierra. Cuarenta años después, estaban a punto de entrar, pero estaban solos. Todos sus amigos y familiares habían fallecido. Eran los únicos dos hombres de 80 años que se encontraban vivos.
Dios cumplió su promesa, pero estaban solos. A veces, la obra de Dios provoca esto. Dios siempre es fiel, pero obedecerlo puede provocar soledad en tu vida. No hacer el after office cuando tus compañeros de trabajo se emborrachan o cometen infidelidades, te deja solo. No ir con tus amigos del barrio a ver esa película condicionada, te deja solo. Ser un buen cristiano en una sociedad corrompida y sucia, te deja solo.
Pero Dios nunca te deja solo. Él siempre te acompaña y permanece fiel. No estás solo, Dios está a tu lado constantemente.
REFLEXIÓN – Dios es tu compañía.

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