4 de enero – Marca

“Dame ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día.” Josué 14:12 (RVR)
Caleb fue un hombre gigante que tuvo que convivir con un personaje superlativo. Y Josué, el gran conquistador, parece opacar la trayectoria de este soldado valiente y ejemplar. Se lo menciona pocas veces en la Biblia, pero en cada una de ellas se describe su participación como destacada. Fue uno de los doce espías que envío Moisés a la tierra prometida y, con Josué, fueron los únicos que eligieron entrar y pelear contra los gigantes en lugar de huir atemorizados.
Además, de toda esa generación, únicamente Josué y Caleb que tenían más de cuarenta años de edad entraron en la tierra prometida. Todo el resto murió por desconfiar de Dios. Solamente los niños entraron con ellos.
Tras cinco años de luchas y conquistas, todos estaban cansados. Cada uno quería ir a su casa para asentarse, descansar y comenzar una nueva vida de tranquilidad y sociabilidad. Todos ansiaban la repartición de la tierra. Y cuando lo estaban haciendo, Caleb se levantó e hizo su pedido. Por su trayectoria e importancia, seguramente le iban a dar lo que pidiera. El merecía más que ninguno la mejor porción de tierra. Quizá todos estaban buscando la llanura más fértil y segura con los mejores ríos y árboles, o alguna ciudad edificada y confortable.
Lo que Caleb pidió sorprendió a todos. Él quería el monte que Dios le había prometido. Un monte en el que vivían los gigantes de Anac, que presagiaba más guerra y más luchas. Merecía el descanso tanto o más que el resto. Y si no hubiera dicho nada, hubiera recibido una hermosa heredad, muy pacífica. Pero reclamó lo que se le había prometido.
Caleb, con 85 años, eligió seguir peleando cuando los más jóvenes ya estaban cansados. Y sacó fuerzas y peleó, y volvió a ganar.
En estos días tan chatos, cuando hay tanto conformismo, cuando es tan común bajar los brazos y rendirse, cuando falta quien levante la cabeza y con orgullo quiera continuar, es muy bueno recordar a este hombre magnífico. Un ejemplo de fuerza y de lucha, un ejemplo de perseverancia, un ejemplo a imitar.
Que hoy puedas ser como Caleb. Un gran hombre que supo encontrar fuerzas para continuar con su lucha.
REFLEXIÓN — Sólo los grandes hombres dejan grandes marcas.

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