27 de Diciembre – Deseo

“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz… !” Lucas 2:14
Deseo
Las fiestas han dejado el saldo lamentable de siempre: Accidentes de autos en las rutas, heridos y muertes por alcohol. Dedos cortados, ojos lastimados, caras quemadas por mal uso de pirotecnia. Familias peleadas que no se hablan o se evitan para las fiestas. Una encuesta en Argentina dijo que solo el 56% de las personas pasaron las fiestas con quienes deseaban. De este porcentaje menos del 40% estuvo a gusto con sus familiares. Heridos, lastimados, falta de tranquilidad y armonía. ¿Dónde está la paz? En pocos hogares se ha podido cantar: “Noche de paz, noche de amor”
Tal vez los ángeles solo lo dijeron para ese momento, hace más de dos mil años. Tal vez fue solo un deseo para ese momento en Belén, y ahora ya caducó. Tal vez sea solo una ilusión pensar que la Navidad puede traer paz a las personas, en medio de tanta locura, tanta falta de amor, tanto castigo, tanta desigualdad, tanta impiedad.
Pero esta es la mentira que el diablo quiere hacernos creer para insensibilizar nuestro corazón y alejarnos del verdadero sentido de la Navidad. El incontable coro celestial, cantó delante de los pastores aquella noche, esta promesa permanente de Dios: Paz para la tierra. No fue una promesa a corto plazo. Fue la expresión del corazón de Dios. En Jesucristo, Dios nos estaba proveyendo Su Paz.
Paz no es solo la ausencia de conflicto. La Paz de Dios, es mucho más que eso. Es la armonía y la tranquilidad interior, aunque en el exterior, haya tormentas y problemas. Por eso la Navidad es una época tan maravillosa. Porque nos recuerda esta promesa de Dios que los ángeles anunciaran.
Es posible vivir en Paz. Más allá del saldo lamentable que estas fiestas siempre dejan, hoy Dios te ofrece el cumplimiento de su promesa. Para tus heridas imprudentes, para tus lastimaduras del alma, para la soledad de tu brindis, para la incomprensión de los que te rodean, el pesebre de Belén te recuerda que es posible vivir en la Paz de Dios.
Él puede darte esa tranquilidad que sobrepasa todo entendimiento, que es más poderosa que las dificultades, y más fuerte que el dolor. Y aun en medio de tu peor problema, ese niño que allí nacía, era el cumplimiento de esta promesa de Dios.
Hoy podés disfrutarla.
REFLEXIÓN – Dale Gloria a Dios, disfrutá su Paz.

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