29 de diciembre – Proceso

“La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, y mandaron a Bernabé a Antioquía.” Hechos 11:22 (NVI)
Ciertos sucesos llegaron a oídos de los judíos en Jerusalén: la iglesia en Antioquía crecía, los creyentes se multiplicaban, y los griegos eran salvados. La gracia se derramaba abundantemente y nada la podía detener. El poder de la iglesia en movimiento era un aluvión que no se detenía y aumentaba constantemente. Cristianos fieles, evangelistas que llevaban el mensaje de la bendición a los vecinos, maestros que discipulaban a los nuevos convertidos, pastores que velaban por la enseñanza de la congregación, una iglesia que se esforzaba en cuidar la unidad y en promover el crecimiento.
Era una iglesia que funcionaba correctamente. Tenían bien en claro en qué consistía la misión de la iglesia porque también tenían bien en claro cuál era la visión de la iglesia. Entendían bien para qué estaba cada uno, cuál era su función y cómo era la mejor manera de desarrollarla. No eran sólo un grupo que se asociaba para realizar un evento en particular. No hacían simplemente el musical de fin de año o la campaña para jóvenes de agosto. Eran un cuerpo en movimiento.
Tan bien funcionaban, que su fama trascendió los límites de su comarca y se convirtieron en un ícono para ser imitados. Eran más que una sucesión de eventos aislados. La iglesia de Antioquía funcionaba correctamente, porque desarrollaban un proceso. Era una sucesión de acontecimientos concatenados con un fin común. Es como sostienen ciertos filósofos, “el todo es más que la sumatoria de las partes”. La iglesia es justamente esto. El todo es más importante que la sumatoria de las partes.
La iglesia es un proceso, es más que los sucesos que realizamos. Es más que los eventos que patrocinamos. El todo es el proceso, el plan de Dios. Y vos tenés que ser parte de él. Hoy nos movemos por eventos, vamos detrás de los sucesos. Parece que sólo nos motivan las grandes convocatorias, los sucesos ocasionales. Pero esta metodología está muy lejos de ser la que Dios diseñó para la iglesia.
Dios pensó en un proceso, en donde cada integrante es un eslabón fundamental y su tarea es importante. Pero que produce tanto resultado como combinado con el resto. El proceso es más que la sumatoria de las partes. Vos sos parte del Plan de Dios.
REFLEXIÓN – No vivas de sucesos, viví el Proceso de Dios.

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