29 de Julio – Doble


Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; Él es mi herencia eterna.” Salmos 73:26 (NVI)
Doble
Se escucha a menudo la frase: “son las dos caras de la misma moneda” para comentar la situación particular de alguien que tiene momentos de gran alegría y simultáneamente está sufriendo algún problema en la vida. Lo cierto es que esta duplicidad de sentimientos es bastante común. Difícilmente tendremos largos días de felicidad absoluta, o largos días de completo caos o angustia.
Mantenemos un mix entre buenas y malas y alternamos momentos felices y momentos tristes durante todo el día. Nuestro ánimo no es siempre el mismo, ni permanece inalterable durante las 24 horas del día. Algunos cambian su estado de ánimo con asombrosa velocidad (hasta en minutos), otros mantienen su buen ánimo o su malhumor mayor cantidad de tiempo, pero todos sufrimos estas dos caras de la moneda en la vida.
El salmista también. No sabemos a ciencia cierta cuál era su problema. Pero de algo podemos estar seguros. Su ánimo fluctuaba como las olas del mar. Las circunstancias que estaba atravesando eran tristes, preocupantes y difíciles. Su cuerpo sufría las consecuencias de esos problemas y somatizaba su angustia. Pero a la vez, su corazón se fortalecía.
¿Cómo lograba esto? Simplemente recordando esta verdad eterna. Su herencia era Dios, por ello, él sabía que no iba a cambiar, que era eterna. Su garantía estaba asegurada por Dios mismo. Y solo tenía que recordar que Dios mantiene su fidelidad (aún a pesar de nosotros). Por eso su corazón se fortalecía. El salmista había entendido que Dios no manda la prueba para saber cómo sos, Él ya lo sabe. Lo hace para que nosotros sepamos quiénes somos. Y el hecho de afrontar estas situaciones conflictivas de la vida, tiene por finalidad moldear nuestro carácter y capacitarnos para alinear nuestro ánimo al estándar de Dios.
En la teoría es sencillo de comprender y fácil de vivir. El problema es que en la vida cotidiana nos duelen los problemas, y nos angustian las dificultades que debemos enfrentar. Por eso a veces desfallecemos, nos sentimos agobiados y derrotados. ¿Estás así hoy? ¿Te pesan los problemas? Dios vuelve a reafirmar su eternidad en tu vida. Él es tu herencia y quiere sostener tu ánimo para que no decaiga.
REFLEXIÓN – No tengas doble ánimo.

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