30 de agosto – Anciano
“No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata a los jóvenes como a hermano.” 1 Timoteo 5:1 (NVI)
Antes de su retiro, un referente de Boca y uno de River lograron darles el triunfo a sus equipos. Cada uno en su partido y con su equipo logró un triunfo complicado y trabajoso. No estaban jugando bien y alternaban buenas y malas. Ambos necesitaban un triunfo, porque la hinchada estaba cuestionando a sus equipos. Lo notable, es que ambos ganaron por el aporte de sus jugadores más experimentados. Tanto Martín Palermo para Boca, como Ariel Ortega para River, fueron claves en el triunfo, y hasta aportaron el gol de la victoria.
Ambos tenían más de 36 años, que para este deporte profesional es la edad de retirarse. En una sociedad tan competitiva y terrible, muy pocos llegan a esa edad manteniendo su puesto en un equipo de primera. Ese día, la tapa de los diarios deportivos de Argentina ponderaba el juego de ambos. Me llamó la atención uno de los títulos “Dos Héroes Grandes”, haciendo un juego de palabras entre lo grande o importante del aporte de estos jugadores y su edad.
No es sencillo encontrar aprecio y respeto por los mayores. Por eso me llamó tanto la atención esa nota. Y me hizo reflexionar. Estamos acostumbrados a desechar a los que son grandes en edad. Vivimos en una sociedad que destroza a los mayores de 40. Laboralmente, ya no servís para este mercado. Si tenés más de 40 en Argentina, y no tenés trabajo, es muy difícil que puedas conseguirlo. Los abuelos son despreciados y olvidados.
En Argentina prosperan ahora los robos a personas de la tercera edad, que como no pueden defenderse, son abusados y golpeados por los ladrones. Inconcebible y terrible, pero es así.
Frente a esta trágica realidad, es bueno reflexionar en lo que Pablo aconsejaba a Timoteo, cuando le indicaba cuál debía ser su conducta. Le pedía que a los ancianos, a las personas mayores, las tratara con la delicadeza y el cuidado con que atendería a su padre. Obviamente, no de la forma en que los adolescentes hoy tratan a los suyos, ya que perdieron totalmente el respeto y el honor. Pablo hacía referencia al modo de tratar al padre anciano en la antigüedad, donde las canas y la experiencia tenían un valor incalculable.
Respeto y cuidado, dos actitudes que todo cristiano debe mantener en su trato cotidiano. ¿Cómo tratás a tus mayores? ¿Cómo tratás a tus padres?
REFLEXIÓN – Respeto y cuidado. ¡Cuidado!
Comentarios de Facebook