30 de junio – Depósito
“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.” 1 Pedro 5:7 (NVI)
Estábamos a dos días de la operación de Juampi y sentía un elefante sobre los hombros. El peso de la tensión era insoportable, aunque la procesión marchaba por dentro. Visiblemente, todo continuaba normalmente en casa y en el trabajo. Pero en la boca del estómago sentía la opresión de la ansiedad.
Era como una tenaza que iba apretando y no aflojaba; incrementaba cada vez más su potencia. Y no había caso en que soltara, seguía creciendo según pasaban los días y me quitaba la tranquilidad. Vivimos en una sociedad que está habituada a vivir en tensión, y que recurre a los medicamentos para solucionar este estado de ansiedad. La venta de ansiolíticos se ha incrementado sideralmente en los últimos cinco años. Y, lamentablemente, una importante cantidad de personas ya no concibe la vida sin pastillas.
No son problemas inventados o supuestos, son realidades que pesan y angustian. Aquel que censure ésto es un necio que vive en otra sintonía, o que tuvo la fortuna de no tener que enfrentarse nunca con una situación crítica durante su vida. Pedro no conocía a los ansiolíticos; en su época existía el opio o alguna otra droga, pero ningún medicamento recetado que pudiera calmar la ansiedad que era generada por las tensiones cotidianas.
No es que Pedro no tuviera tensiones ni problemas. Vivía tan complicado o peor que cualquiera de nosotros. Los problemas que afrontaba Pedro eran todavía más complejos y pesados que los nuestros. ¿Cómo enfrentaba este simple pescador, que había vivido toda su vida sobre una barca, a los múltiples problemas que le ocasionaba ser cristiano en un mundo opositor, donde era perseguido, segregado y exiliado? ¿Cómo hace un hombre común para convertirse en el referente de la Iglesia de Jerusalén y soportar tanta presión?
La respuesta, la resume en esa frase eterna que dejó en su carta. Ya anciano, cargado no solamente de años sino también de experiencias, después de haberse equivocado mucho y haber corregido cientos de errores, Pedro pudo decir que la mejor manera de solucionar los problemas de ansiedad que te aquejan, es depositando tu confianza y tus dificultades en Dios, porque Él cuida de vos.
Para tu necesidad de hoy, para tu angustia, para tu ansiedad, para tu dolor, para tu duda, depositá toda tu ansiedad en Dios, Él te cuida.
REFLEXIÓN – Dios es un depósito confiable.
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