5 de Mayo – Pensamiento


Abominación son a Jehová los pensamientos del malo, pero las expresiones de los limpios son limpias.” Proverbios 15:29 (NVI)
Pensamiento
Si hay algo que guardamos celosamente, son los pensamientos. Es lo más privado que una persona tiene, y tratamos de filtrar muy bien lo que no queremos que se sepa. Somos muy cuidadosos en mostrar qué es lo que estamos pensando. Si estamos en una cena y la comida no nos gusta, seguramente pondremos cara de feliz cumpleaños y no diremos nada, aunque por adentro estemos maldiciendo a la cocinera.
Si una amiga se cambia el peinado y le queda horrible, en lugar de decirle lo que pensamos, vamos a ponderar sus aros o su ropa pero nunca le vamos a decir lo que en realidad estamos pensando. Esto es así porque nos daría mucha vergüenza que los demás supieran qué pasa por nuestra mente.
La vida sería un infierno si se pudiera saber qué es lo que piensa el otro. Muchas veces escondemos lo que pensamos porque aunque sabemos que está mal y es incorrecto, nos deleitamos en ese pensamiento.
El grave problema que tenemos es que lo que le ocultamos con tanto esmero a las personas, es evidente y claro para Dios. Dios sabe cada pensamiento que tenemos, no podemos ocultarle nada. Él sabe de la envidia que sentimos cuando alguien estrena una ropa nueva, o de la bronca cuando alguien cambia el coche, o la impotencia por no lograr que el jefe comprenda.
Frente a Dios nuestros pensamientos están desnudos, crudos, sin tamizar; y parece que no nos preocupa. Es un buen momento para comenzar a replantearnos lo que pensamos. Porque Dios lo conoce todo, y si tenemos vergüenza de que se entere nuestra novia, nuestros padres o el maestro de la escuela dominical, ¡cuánta más vergüenza debería darnos que se entere Dios!
Pero como por lo general de eso no nos preocupamos, es mucho mejor comenzar a tener pensamientos limpios para que podamos actuar de manera limpia. Porque uno es lo que piensa. Por eso Dios propone mantener la mente sana con buenos pensamientos, esos que no te avergonzan contárselos a otros.
Que no tengas necesidad de revisar tu pensamiento antes de hablar. Que puedas expresar lo que estás pensando sin vergüenza. Que tu pensamiento sea siempre algo que Dios aprueba.
REFLEXIÓN – Que puedas pensar lo que podés contar.

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