7 de enero – Reconocimiento

“… y les reconocían que habían estado con Jesús.” Hechos 4:13 (RVR)
La historia de los apóstoles, es sin duda, una permanente fuente de inspiración. Los mismos hombres que unos días antes estaban escondidos en un aposento alto por miedo a los judíos fueron los que más tarde aparecieron en el templo, frente a cientos de personas, predicando acerca de Jesucristo.
La muerte y resurrección de Cristo habían sido dos hechos muy recientes. Aún estaba fresco el recuerdo de sus milagros, del juicio mentiroso al que fue sometido, de su muerte sin justificación. La situación política no había cambiado; sin embargo, en esos momentos sus apóstoles mostraron un valor fuera de serie. Y en un solo día, tras la predicación de Pedro, dos mil personas aceptaron a Cristo como su Salvador. Esto es una maravilla. Fue terrible el impacto que produjo la iglesia de Cristo, siempre en movimiento, siempre creciendo.
Poco tiempo después, fue organizada una redada contra los apóstoles por los mismos que habían enjuiciado a Jesucristo unos meses antes. Entonces, frente al poder religioso más fuerte de la época, los apóstoles respondieron: “Es más importante obedecer a Dios, que a los hombres”. Y los tuvieron que liberar porque no encontraron cargos para dejarlos presos.
Pero lo más llamativo fue la razón por la que esos hombres habían cambiado tanto. El motivo por el cual se había producido esa propagación del Evangelio de Jesús. Todos reconocían que los apóstoles, simples personas como nosotros, con los mismos miedos y prejuicios, con similares dudas y problemas, con inquietudes y anhelos parecidos a los nuestros, habían estado con Jesús.
Esto último es lo que hacía la diferencia y les daba el poder increíble para movilizar a una ciudad, para predicar y buscar el engrandecimiento el Reino de Dios. No eran profesionales, no eran hombres de dinero, no tenían contactos en lugares clave del gobierno, no eran personajes famosos del espectáculo o de la televisión, eran hombres y mujeres que habían estado con Jesús.
Eso, asimismo en el presente, es la marca que distingue a quienes siguen a Jesús. Hoy, no podemos cambiar completamente una sociedad, pero tenemos la posibilidad de predicar a Cristo que transforma a las personas. Y Él es el origen de todo cambio permanente. Sólo cuando Cristo renueva las vidas puede comenzar la modificación de una sociedad. Pero para que nuestra predicación sea efectiva e impactante, también tienen que poder decir de nosotros “se ve que estuvo con Jesús”.
Que digan eso de vos.
REFLEXIÓN — Enciende tu luz, en este mundo oscuro.

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