9 de Noviembre – Luto
“Entonces dieron aviso a Joab: He aquí, el rey llora y hace luto por Absalón.” 2 Samuel 19:1
Luto
Hay sentimientos que difícilmente puedan ir juntos. No podes estar triste y alegre a la vez. Siempre hay uno que pondera sobre el otro. Siempre hay un sentimiento que condiciona y determina su estado de ánimo.
El rey David finalmente volvía a su ciudad. Después de haber estado exiliado y huyendo para salvar su vida, estaba en casa de nuevo. Había vencido a todos sus enemigos. Había terminado con el motín. Ahora todo volvía a ser como antes. Hubo muchas bajas en ambos bandos. Pero el rey estaba sentado de nuevo en su trono.
A pesar de eso, David estaba triste. Le sobraban motivos para festejar su impresionante victoria, pero estaba de luto. El que había generado le motín, la división del pueblo, la guerra de secesión era su propio hijo Absalón. Fue quien lo hizo sufrir, y ahora lo lloraba porque había muerto. No se puede estar triste y alegre a la vez.
Había vencido en la batalla pero estaba triste por la muerte de Absalón. No le importaba todo lo que había sufrido, ni el tiempo de exilio, ni las muertes. El rey lloraba la muerte de su hijo. Cuando se enteró de esto Joab se enojó muchísimo. La tristeza del rey era una ofensa a todos los que había dado su vida y habían sido heridos por ayudar al rey a recuperar su lugar. ¡No se podía estar de luto un día de fiesta!
Joab fue muy insensible con David. No se puede no llorar a un hijo, pero tampoco ahogarse en la indiferencia del dolor, sin que le importe lo que sucede a su alrededor.
David había perdido su rumbo. Es cierto que la muerte de un hijo es terrible, pero en la situación que estaba viviendo David, tenía que haber considerado lo que hacía. No es que estuvo mal manifestar dolor por la muerte de su hijo, pero tenía que haber mostrado agradecimiento a los que dieron su vida y lucharon por recomponer el orden en su reino.
A veces actuamos como David. En lugar de disfrutar el triunfo y vivir la victoria, elegimos seguir de luto. Cristo venció en la cruz y nos participa de su victoria. Pero a veces elegimos vivir de luto por los pecados que hacemos.
REFLEXIÓN – No vivas de luto, tienes la Victoria de Jesús.
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