1 de Febrero – Potencial

«Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas (que quiere decir: Pedro).» Juan 1:42
Potencial
Cuando Miriam está embarazada de nuevo, estuvimos en la búsqueda de nombres para el bebé que estaba por nacer. Es notable como surgen cientos de nombres y cuesta ponerse de acuerdo. Cada uno significa algo, y al elegirlo, deseamos que su significado sea positivo para el bebé. Nadie le pondría a su hijo: Judas.
Cuando Jesucristo comenzó su ministerio, hubo dos discípulos de Juan el Bautista que lo siguieron. Uno era Andrés, el hermano de Simón. Apenas conoció a Jesucristo, Andrés fue a buscar a su hermano. Y el primer encuentro de Simón con Cristo lo cambió para siempre.
Juan, el amigo de Simón, lo recuerda cuando comenta esto. Para los judíos cada nombre tenía un significado especial y condicionaba a la persona. Es extraño que sus padres le hayan puesto Simón, porque significa: Caña batida por el viento. Si bien era muy extrovertido, este hombre no era constante. Variaba su carácter como una caña sacudida por el viento. Era muy ciclotímico, inconstante, no era digno de confianza.
Sin embargo, desde el primer momento en que Cristo lo vio, le cambió el nombre y le puso Pedro, que significa: piedra. Algo duro, constante, que cuesta mover. ¡Que cambio radical! Pero después de tres años de ministerio público y de compartir con Jesucristo todos los días, se nota en el carácter de este hombre, que era más Simón que Pedro. Alternaba buenas y malas. Y eran más malas que buenas.
A pesar de eso, Jesucristo nunca lo volvió a llamar Simón, porque sabía el potencial que Pedro tenía. Y que demostró después de la resurrección gloriosa de Cristo. Nunca hubo de parte del Señor Jesús un reproche a Pedro por su inconstancia. Cristo lo esperó y educó con paciencia porque sabía cuanto valía el potencial de Pedro.
Hoy también Jesucristo está mirando tu potencial. No le importa cuantos fracasos hayas acumulado hasta ahora, cuantas veces te caíste, o lo cambiante que es tu ánimo o tu servicio. Desde el momento que conociste a Jesús, Él te cambió el nombre y te dio uno nuevo, que representa lo que Dios espera de vos.
Dale a partir de hoy, lo mejor que tengas a Dios, sin fluctuaciones, con constancia.
REFLEXIÓN – Jesús sabe tu potencial.

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