12 de noviembre – Pareja
«¿Andarán dos juntos si no estuvieran de acuerdo?» Amós 3:3 (RVR)
Muchas de las parejas modernas están en crisis. Los matrimonios se separan, los novios se pelean, y la familia termina destruida. Parece que no hay solución. Los hijos de padres separados, parecen condenados a separarse. Heredamos una sociedad incapaz de relacionarse en armonía y de mantener una relación estable. La incompatibilidad de caracteres es la excusa perfecta.
Frente a tanto desequilibrio social, Dios tiene la respuesta para evitar problemas de pareja: Hay que formar una pareja, pareja, aunque al decirlo así parezca redundante, es imprescindible que esto se cumpla.
Esa es justamente la idea de Dios. Él crea ayudas idóneas. Él tiene diseñado un plan personal y perfecto para cada individuo y tiene pensado cuál es el compañero o la compañera ideal para cada uno.
Pero a veces nos encaprichamos y buscamos donde no debemos buscar. Es cierto que todo entra por los ojos, pero debe haber un análisis de los valores internos de la otra persona, para saber si tienen los mismos gustos, sobre todo los mismos objetivos, las mismas metas espirituales, los mismos gustos sociales, los mismos deseos en la vida, las mismas aspiraciones.
Es muy difícil armar una pareja si a él le encanta salir a vacacionar de camping y vivir en carpa y a ella le fascina dormir en hotel. Por eso, la pareja debe ser pareja.
No es que los miembros de la pareja deben ser idénticos y pensar siempre lo mismo. Eso es imposible, porque justamente la pareja está constituida por dos personas. Pero es muy importante tener un ideal en común. Y cuando no hay coincidencia, y discutimos sobre algún punto, tenemos que tener la grandeza de buscar una solución intermedia, de ser flexibles y tener sensibilidad, de actuar con amor. No es más débil el que cede en una discusión, todo lo contrario. Y en una pareja cristiana, debe primar el amor, y el bien común, por sobre las opiniones individuales. Es fundamental saber escuchar la opinión del otro y tener la capacidad de aceptarla si es más conveniente.
Es el primer paso para el éxito del matrimonio. Estar de acuerdo. Y en las cosas que no hay acuerdo, siempre lo mejor es buscar una solución intermedia. Dios te puede dar la capacidad de ajustar tus deseos y amar a tu cónyuge, para que puedan estar juntos. Ese es el plan de Dios, sólo hace falta tu parte.
REFLEXIÓN — De vos depende que tu pareja sea pareja.
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