13 de enero – Firme

“Ellos flaquean, y caen, más nosotros nos levantamos y resistimos a pie firme.” Salmos 20:8 (RVR)
Siempre emociona la última escena de una película de guerra cuando el héroe, entre el humo de la batalla y los cuerpos de muchos soldados, queda de pie sosteniendo la bandera. Esa misma idea tuvo David, un hombre acostumbrado a combatir. Supo lo que se sentía al tener la espada en la mano y el brazo cansado, al estar rodeado de cientos de hombres enloquecidos que golpeaban por salvar su vida; supo también lo que era el miedo que paralizaba las piernas. Él era soldado.
E hizo una comparación entre dos tipos de personas, en la que se refleja a la perfección la sociedad actual. Por un lado analizó a los que flaquean y caen. El salmista reparó en que son personas que confían en sus fuerzas, en su capacidad, en la tecnología, en su equipo, en su armamento, en sus estudios, en su dinero, en sí mismos.
Son personas que se olvidan de Dios, que viven y deciden ajenos a Su voluntad. Es notable ver el fin de ellos. Observó David que cuando flaquean, caen. Y no se levantan.
Aunque creas que a esas personas siempre les va bien y tienen éxito, fama y dinero, la Biblia no puede ser burlada. Todo aquel que no deposita su confianza y su fe en Dios, tarde o temprano, cae. Y su fin es lamentable. No te dejes engañar por la falsa imagen de victoria. No constituye un buen ejemplo para seguir.
En contraposición, David mencionó a los que esperamos en Dios y ponemos en Él la confianza. No es que nunca caemos, al contrario, muchas veces somos derrotados, fracasamos y nos abatimos, pero lo maravilloso de quienes confiamos en Dios es que tenemos la fuerza para levantarnos y mantenernos de pie. Dios no te garantiza que nunca te vas a tropezar, pero te asegura que nunca vas a estar solo.
Si hoy estás inseguro, no tenés fuerzas, te sentís por el piso y no tenés esperanza, es tiempo de mejorar. Dejale a Dios tu problema, Él tiene solución para todo y va a darte la fuerza necesaria para ponerte de pie. No importa cuántas veces hayas fracasado, ni cuántas batallas perdiste. Dios tiene el poder para levantarte de nuevo.
REFLEXIÓN — Dios es firmeza, y te asegura otra oportunidad.

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