14 de diciembre – Conocimiento

“Que él alumbre los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la acción de su fuerza poderosa.” Efesios 1:18 y 19 (RVR)
Vivimos días donde la especialidad es muy buscada. El conocimiento tiene un valor muy alto en todo mercado y para cubrir un puesto de trabajo se piden especificaciones técnicas precisas. Hay que saber, y el conocimiento cuesta tiempo, esfuerzo y dinero. En el mundo secular no cotiza lo mismo un estudiante secundario que un profesional con inglés y una MBA. (Maestría en Administración de Negocios, por sus siglas en inglés), Pueden ser ambos muy buenas personas, pero el especialista es más valorado.
Dios tiene el mismo concepto sobre el conocimiento. Él considera que es fundamental saber. Nuestro gran problema hoy es que el conocimiento que incorporamos no es el que Dios desea que obtengamos. Llenamos nuestra mente de muchísima información, pero Dios nos pide conocer otra cosa. Pablo en este texto, nos ilumina sobre el conocimiento que Dios valora y espera que tengamos.
Necesitamos saber tres cosas:
Primero, la esperanza a la que Dios nos llamó. Siempre me interesó mucho conocer la razón que hizo que Dios se fijara en mí, sobre todo por la diferencia que existe entre ambos. En el lugar de Dios jamás me hubiera fijado en un ser como yo. Sin embargo, Dios lo hizo, me invitó a formar parte de su familia, me hizo un lugar en su reino y me salvó. ¡Gloriosa esperanza de saber que Dios mantendrá su fidelidad conmigo, a pesar de mí!
Segundo, las riquezas de la gloria de su herencia. Por la generosidad que Dios tiene, no sólo quiso adoptarme, sino que además me hizo heredero. Si me hubiera hecho el jardinero del cielo, ya era algo extremadamente superior. En lugar de eso, me puso a la altura de Jesucristo, siendo coheredero con Él.
Finalmente, y en tercer lugar, la extraordinaria grandeza de su poder. Ya que todo esto aplica para el futuro, a veces perdemos de vista a Dios en nuestro caminar diario. Es allí donde entra su poder y su grandeza extraordinaria. Dios la manifiesta en nuestra vida. Tal vez nunca la viste. Será porque no lo conocés lo suficiente.
Hoy Pablo te desafía a que conozcas a Dios,
REFLEXIÓN – ¿Qué conocés de Dios?

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