27 de agosto – Pasa

“Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo.” Salmo 113:7-8 (RVR)
Todo pasa. Es una frase que inmortalizó Julio Grondona, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Y tiene razón. Ya lo decía el viejo filósofo: no hay mal que dure cien años. Ninguna situación es permanente. Un día cualquiera, el muchacho del puesto de diarios me hizo el mismo comentario: “Todo pasa”, dijo mientras me comentaba sobre algunos de los problemas que tenía.
Y Dios me hizo recordar este texto que me pasó Andrés. Hay situaciones que se estiran en el tiempo y nos hacen pensar que son eternas. Momentos de angustia o de duda que pensamos que no tienen final.
Para la chica tímida, entrar cada día al colegio es un grave problema que parece interminable. Para el muchacho que busca novia, la soledad parece abusiva. Para quien está sin trabajo, la ausencia de llamados es una lenta agonía. Para el matrimonio que discute, la convivencia resulta una piedra de molino.
El salmista tenía la misma sensación. De ser héroe nacional por haber matado a Goliat, lo habían convertido injustamente en un prófugo, perseguido por la justicia. Lo injusto de esta situación le parecía eterna y agobiante. Sentía que su problema jamás iba a terminar, y eso consumía sus escasas fuerzas. Es que el desánimo agota y deprime, y los problemas prolongados desgastan hasta el más fuerte.
Tal vez hoy te sentís como David. No importa cuál sea tu problema, para vos es terrible y sentís que es para siempre, que no va a terminar nunca, que cada vez tiende a ser peor. David te recuerda esta promesa de Dios. Lo que para los hombres es imposible, Dios puede hacerlo. No hay limitaciones para Dios y Él puede cambiar tu triste realidad.
Dios logró que el prófugo y marginado que vivía en la miseria y el olvido, pudiera sentarse en la mesa de los príncipes del pueblo. El mendigo miserable, ahora era el rey. Todo pasa.
Si hoy te sentís en el polvo de los problemas y te angustia una realidad que pareciera que no podés cambiar, no te desanimes. Dios sí puede transformar tu situación y mejorarla. Tal vez no te haga rey, pero seguramente va a eliminar la presión de tu vida. Dios busca tu bien. Y cuando mires para atrás, vas a poder ver que Dios siempre te libró. Que tu presente triste no te haga desconfiar de Dios.
REFLEXIÓN – Todo pasa.

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