8 de septiembre – Atiende

“Pero no se olvidará para siempre al necesitado, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre.” Salmo 9:18 (NVI)
A veces pareciera que algunos problemas son eternos, que nunca van a terminar. Sentimos que ese viejo dicho que enuncia que no hay mal que dure cien años (ni cuerpo que lo resista) es mentira. En medio de una tempestad difícilmente podemos ver la salida. Pero siempre existe una.
Y un día… ¡Juampi volvió al colegio! Desde la operación, esperábamos ver una mejoría notoria. Solamente aquel que ha cuidado a personas que no pueden moverse por sus propios medios puede entender lo cansador y desgastante que es esta situación. Y desde que le sacamos el yeso, Juampi estaba muy sensible, se quejaba y lloraba cada vez que lo moviamos, tocábamos o cambiábamos.
Esto se transformaba en un quejido permanente y era agotador, ya que no dormía y se quejaba entre cuatro y seis veces cada noche. Obviamente, con su madre, íbamos a ver que sucedía. Pero después de dos meses durante los que dormíamos solamente siestas a la noche, estábamos física y mentalmente agotados. Conseguir el alta médica para que pudiera retomar su rutina habitual era una noticia que anhelábamos casi con desesperación. Y finalmente llegó. El cirujano revisó a Juampi y vio que la operación había sido un éxito. Los huesos estaban soldando bien, la prótesis encajó sin problemas, y las heridas estaban cicatrizando según lo esperado. Ya era tiempo de comenzar a retomar el movimiento de las piernas.
Así que, luego de esos dos meses de espera y ansiedad, Juampi volvió al colegio. Lo que parecía tan lejano e imposible, se cristalizó en apenas algunas horas. Fue increíble el cariño y el recibimiento que le dieron cuando llegó. Si algo faltaba para hacer perfecto ese momento, fue la bienvenida de sus compañeros de aula y de las maestras del colegio.
“Dios no se olvida del necesitado, ni se perderá para siempre la esperanza del pobre”. Dios sabe de qué cosas tenés necesidad. ¡No te derrumbes, la solución está cerca! Dios no falla, y siempre responde. A veces, tarda más de lo que nosotros deseamos o esperamos. A veces, la respuesta no viene de la misma manera en que creemos que llegará. A veces, recibimos algo distinto de lo que pedimos. Pero tu necesidad siempre es satisfecha por Dios, que ve más allá de lo que nosotros podemos percibir y actúa en consecuencia.
REFLEXIÓN – Dios no se olvida de vos. Nunca

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