3 de Junio – Disimulo
“Pero algunos perversos dijeron ¿Cómo nos ha de salvar este? Le despreciaron y no le llevaron presentes, pero él disimuló.” 1 Samuel 10:27 (NVI)
Disimulo
Israel quería tener un rey y después de años de vivir en una Teocracia, finalmente Dios accede y les da un rey.
El pueblo estaba por ser atacado por los filisteos y la situación era tensa. Estaban preocupados y tenían miedo. En medio de esta situación, Samuel unge como rey a Saúl, un hombre de la tribu de Benjamín. Muchos se alegran y festejan de tener lo que habían pedido, habían conseguido lo que deseaban.
Pero no faltaron los quejosos y protestones. Es un grupo de personas que siempre está presente. No importa qué se haga, qué se diga o qué se proponga, siempre hay algunos que están en contra. Son los que le encuentran un pero a cada cosa. Muchas veces sin razón, aunque para ellos esté justificado. Por lo general, estas personas tienen la particularidad de lastimar con sus palabras. Lo que dicen tiene parte de verdad pero su resultado genera molestias, problemas, peleas, discusiones y enojos.
Es interesante el calificativo que les da Dios a estas personas, los llama perversos. Personas que actúan con mala intención, personas que están lejos de Dios.
Sin embargo, Saúl tuvo una actitud ejemplar en esta ocasión. Recién había sido nombrado rey y en ese momento tenía la atribución de dictar cualquier sentencia y ser obedecido.
En el acto de coronación, cuando la mayoría le entregaba sus regalos de felicitación, estos perversos no le dieron nada. El problema no estaba en el regalo en sí sino en que era una ofensa no entregarle regalo, era algo totalmente descortés, desubicado y fuera de lugar.
Pero Saúl disimuló. Hizo como que no pasó nada y todo siguió en paz. Se sintió muy mal, ofendido y agredido, pero para guardar la paz en ese momento, no dijo nada.
¡Cuál es tu actitud cotidiana? ¿Cómo reaccionás en cada situación, como Saúl disimulando la ofensa o como los perversos, criticando y creando problemas?
Muchas peleas se pueden evitar si actuamos como Saúl. En lugar de enojarnos y hacer bandos y peleas, actuemos con el amor de Dios que puede pasar por alto la ofensa.
REFLEXIÓN – El que disimula no actúa como una mula.
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