4 de diciembre – Orden
«Cuando Jesús llego a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.» Lucas 19:5 (RVR)
Las señoras siempre tratan de tener su casa ordenada y linda, pero cuando esperan visitas, se esmeran más. Y se preocupan para arreglar cada pequeño detalle. Saben que su casa las representa. Me imagino la situación de la esposa de Zaqueo. Este hombre habrá comentado muchas veces su deseo de ver a Jesús. Y era conocida la fama de Cristo por todo Palestina. Esa mañana, sale Zaqueo dispuesto a ver a Jesús y se sube a un árbol. Quizá comento su plan con su mujer y le pidió consejo.
Y cuando menos lo esperaba, Jesús lo llamó y le pidió posar en su casa. Zaqueo bajó deprisa y fue con Jesús a su casa. Seguramente envió un siervo para avisarle a su mujer que iba con Jesús y que iba a llegar muy pronto.
¡Cómo habrá corrido la mujer de Zaqueo, buscando el mejor mantel, limpiando todos los muebles de nuevo, tirando los cacharros viejos que no servían, barriendo dos veces el piso, acomodando la ropa desordenada y preparando un lugar cómodo para el invitado, guardando los enseres que había sobre la mesa, buscando algo mejor para preparar la comida! ¡Venía un invitado muy especial! ¡Venía Jesús!
¿Cómo prepararías tu casa, si Jesús fuera de visita a almorzar? ¿Qué cosas esconderías debajo del armario? ¿Qué palabras o actitudes esconderías en el rincón de tu corazón? ¿Qué cosas dejarías de hacer y qué cosas comenzarías a hacer? ¿Qué libros o casetes dejarías a la vista y cuales esconderías? ¿Qué tan gentil serías con tu mujer, con tu madre, con tu hermano solamente porque viene Jesús a almorzar?
El problema es que no tenemos conciencia que Jesús vive con nosotros y está todos los días, a toda hora y en cada habitación. Y la preocupación y esmero de la mujer de Zaqueo, debería ser nuestra cada día. Hay muchas cosas que cambiarías si estuvieras parado frente a Jesús, y te estuviera mirando. Y lo terrible, es que Jesús siempre es tu invitado, siempre está presente, no hay día que no esté al lado tuyo.
Cristo siempre está al lado tuyo, y siempre te está mirando. El invitado de lujo, está siempre presente.
REFLEXIÓN — Que tu casa esté siempre en orden.
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