4 de Marzo -Presencia
«Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.» Lucas 4:16
Presencia
Los evangelios solo relatan parte de la vida de Jesucristo. Nos cuentan como nació, que hizo a los doce años, y después hay un silencio hasta que aparece en su ministerio público para ser bautizado por Juan el Bautista. Nada se sabe del Señor Jesús durante sus años de niñez, juventud y adultez hasta ese momento.
Se puede suponer mucho, pero no hay certeza de nada, excepto de esta perla que nos deja Lucas que a veces por leer rápido pasamos de alto. El Señor Jesús fue un judío de ley, y cumplió con todas las ordenanzas que la Ley tenía. Lucas acá nos cuenta, como al pasar un detalle de la vida cotidiana del Señor Jesús.
A pesar de sus obligaciones cotidianas, de sus responsabilidades en la familia, de sus asuntos personales, había algo que Cristo hacía todas las semanas. Él asistía a la sinagoga. Cada sábado el Hijo de Dios iba a escuchar de la Ley de Moisés. A pesar de haber sido Él mismo quien la redactó y se la entregó a Moisés las dos veces, a pesar de ser el creador del pensamiento y el iniciador de las normas, Cristo asistía para escuchar y enseñar.
¿Cómo habrá sido un culto teniendo a Dios mismo dentro del templo? ¿Se habrán dado cuenta esos hombres de lo importante de ese momento? Creo que no, porque cuando Cristo comenzó su ministerio publico, en Nazaret fue donde menos le creyeron.
Seguramente, esos sábado, habrá habido algún judío que asistió a la sinagoga, pensando en sus negocios y en lo ocupado que estaba, tal vez otros se habrán dormido en un rincón, porque estaban muy cansados. Tal vez otros iban para hacerse ver, o para tratar de conseguir algún cargo en la sinagoga. Pero pocos se dieron cuenta, que ese día estaba en esa reunión el mismo Hijo de Dios y no supieron disfrutarlo.
Hoy también tenemos el mismo privilegio. Dios nos invita cada día de reunión a asistir a su casa. Algunos no van porque están muy ocupados o porque no les interesa. Otros asisten, pero su mente está en otros temas, muy lejos del motivo de la reunión. Algunos tal vez asisten para sumar puntos para ser nombrados para algún cargo.
REFLEXIÓN – ¿Escuchaste a Jesús en la ultima reunión?
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