10 de Septiembre – Dios es amor
“Temible eres Tú, ¿Quién podrá estar de pie delante de ti cuando descienda tu ira?” Salmos 76:7
Dios es amor
Hace poco pasaron por la tele imágenes de un huracán. Era terrible ver la potencia destructora del viento. Nada podía detenerlo, nada podía pararlo. Destrozaba todo a su paso. Arrancaba los árboles, daba vuelta los autos, destruía las casas. No había nada que se pudiera hacer. Nadie podía controlar la fuerza del viento. Solamente podían esperar que pase.
El salmista tiene esta misma imagen de la ira de Dios pero casi nunca pensamos en esto. Tenemos a Dios como el Ser del amor, incapaz de actuar duramente; como un padre bueno que nunca se enoja.
Para el pueblo de Israel no fue así. Ellos sufrieron terrible pero justamente, por causa de la ira de Dios. Por culpa de su desobediencia, por abandonar a Dios y servir a otros dioses, la ira de Dios cayó sobre ellos. Y el castigo fue terrible.
Es difícil ver y pensar a Dios actuando de esa manera. Hoy vivimos otra realidad, gracias a la Gracia de Dios. Pero la Biblia lo deja bien explícito y sin lugar a dudas. La ira de Dios es terrible, nadie puede soportarla. Es preferible enfrentarse a un huracán, que intentar mantenerse de pie frente a tal fuerza destructora. Entonces, ¿por qué hoy, cuando desobedecemos a Dios y nos alejamos de Él, no somos consumidos? ¿Por qué?
¡Gracias a Dios porque Jesucristo nos justifica! No merecemos semejante regalo, pero Dios nos lo da porque nos ama. Aunque parezca increíble, Dios te ama a vos y me ama a mí a pesar de lo que somos, aun con todos nuestros errores. Es increíble pensar en el amor de Dios que pasa por alto nuestro pecado e ignorancia y nos bendice.
Ya no nos mira más con esa mirada dura y justa. Hoy nos ve a través de la sangre preciosa de Cristo, como hombres y mujeres sin mancha ni contaminación. Y esto es por nuestro Abogado Jesucristo. Una vez más, de corazón adorá y alabá a Dios por el enorme regalo de su gracia, y porque en lugar de darnos la justa recompensa que merecían nuestras obras, por el sacrificio de Cristo, nos regala de su amor y su misericordia. ¡Gloria a Dios por Jesús!
REFLEXIÓN – Dios es amor.
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