22 de Septiembre – Tiempo
“El Señor es lento para la ira, imponente en su fuerza. El Señor no dejara a nadie sin castigo.” Nahum 1:3
Tiempo
Cada vez que salimos tarde para llegar a algún lado, parece que el reloj se acelera. Pero cada vez que estamos esperando un llamado importante a determinada hora, parece que caprichosamente, el tiempo pasa más lento.
Pero en realidad, el tiempo no se apura ni se atrasa. El tiempo no existe. Es solo un invento del hombre para controlar lo que no puede controlar: la eternidad. Por eso dice la Biblia, que para Dios un día es como mil años y mil años como un día. No es posible limitar a Dios con segundos, días, meses y siglos.
Cien años después de Jonás, Nahum profetiza contra Nínive de nuevo. Esta vez, no hay perdón. Porque no hay arrepentimiento. Dios es justo, y da a cada uno según sus obras. Le había dado una última oportunidad a ese pueblo con la visita de Jonás. Pero se olvidaron pronto y volvieron a hacer lo que querían. Se olvidaron de Dios.
Y Nahum nos deja una descripción maravillosa de Dios. El es lento para la ira, pero cumple lo que promete. Aunque Dios no tenga tiempo, siempre actúa. Aunque parezca que se tarda mucho, que se olvido, que lo dejo para más adelante, Dios siempre actúa. Nada lo detiene.
El juicio contra Nínive parecía olvidado. Sin embargo, Dios cumplió. Es un juez que no se puede comprar. Nadie puede escapar del castigo de Dios. No hay fuerza, ni razón, ni capacidad que puedan evitar que Dios cumpla lo que dice y promete. Tanto para el bien como para el mal. Cuando Él determina el momento justo, su mano actúa. Nunca antes, nunca después. Siempre es a tiempo, a Su Tiempo.
Quizás estas pensando que Dios se olvido de vos. Que tienes tantos problemas y estas tan atorado sin salidas que pensás que Dios no tiene respuestas. Quizás estás cansado de orar pidiendo soluciones que nunca aparecen, y estás enojado porque se te pasa el tiempo y seguís con los mismos problemas.
No te confundas. Dios no esta limitado por tu tiempo. Él siempre actúa, nada puede detenerlo. Hay alguna razón por la cual, hasta ahora no tuviste una respuesta, pero la solución está, tal vez no sea el momento, pero no es desatención. Dios nunca te deja. El siempre cumple, nunca te abandona.
REFLEXIÓN – No te impacientes, Dios siempre cumple.
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