30 de Agosto – Buey


El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor, Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimientos.” Isaías 1:3 (NVI)
Buey
La situación del pueblo de Israel era delicada. Los días de gloria de David y Salomón habían pasado hace mucho. La realidad ahora era muy distinta.
El pueblo estaba dividido, no había recursos, y cada uno adoraba y servía a un dios diferente. Una sociedad que se decía religiosa le daba la espalda a los mandatos del Único Dios. Eran solo religiosos de nombre porque en la práctica cada uno hacía lo que mejor le parecía, y por lo general, eso que hacían, estaba en contra de la Voluntad de Dios. Seguían sus propios deseos y costumbres, seguían sus caprichos.
Algo similar pasa hoy. Nos olvidamos de Dios. Muchos con sus labios hablan y lo reconocen, pero con sus actos lo niegan. Muchos que cuando hablan se llaman cristianos, pero que no actúan como si Cristo gobernara en sus vidas. Hablan, juegan, trabajan y se divierten sin mirar qué dice la Biblia sobre su comportamiento.
Isaías debe hablarle a un pueblo que no quería escuchar. Las personas estaban lejos de Dios. Es singular la comparación que hace Dios de su pueblo desobediente. Isaías dice que el buey y el asno conocen el lugar donde descansar y el amo que los alimenta, y que no le son infieles porque saben reconocer de dónde viene lo bueno que reciben. Los animales tienen la capacidad de reconocer a quiénes les dan las buenas dádivas.
A veces, los seres humanos, que hicimos tantos avances tecnológicos y logramos realizar proezas increíbles, no tenemos esa simple capacidad. Dios dice que quien actúa así, no tiene conocimiento. Los humanos somos muy egoístas y tontos. Debemos aprender a reconocer de dónde vienen las bendiciones que tenemos y ser agradecidos. Cada cosa que hoy disfrutás, es por la gracia de Dios. Cada pequeña o gran cosa que podés tener, es un regalo de Dios.
Dios es la fuente de todo lo bueno que tenemos. Él es el origen de la bendición. Sea mucho o sea poco lo que tenés, es por la gracia de Dios. No te compares con otros. Tus bendiciones vienen de Dios. No le des la espalda. No muerdas la mano que te da de comer. Dios merece respeto.
REFLEXIÓN – Conocer para agradecer.

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