9 de Enero – Consumido

«Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas.» Salmos 6:6
Consumido
Dicen los profesionales que durante el verano algunos se deprimen y suicidan, más que en el resto de las estaciones. Esos días de sol, viendo por la tele como se divierten todos los que están de vacaciones, algunas personas se sienten aun más tristes y se quitan la vida. Sus problemas son reales, pero se agravan frente a lo bien que lo están pasando los demás. Lo comparan con sus vidas tristes y no pueden soportarlo.
Y contra lo que muchos creen, que el verano es el momento de gran plenitud, que el sol y el calor ayudan a estar más feliz y mejor, para algunos es un tiempo de mayor angustia y tristeza.
David tenía uno de esos períodos. Tal vez no era verano, pero se sentía muy triste. Algo que maravilla de la Biblia, es que nunca esconde las debilidades de las historias que relata. Y en lugar de mostrarnos al gran soldado siempre fuerte y decidido, nos revela que los grandes hombres a veces también se deprimen y lloran.
Tanto era el dolor del corazón de David, que se le habían consumido las fuerzas para gemir. Hay que estar muy cansado para no tener fuerzas para quejarse. Hasta había inundado su cama de lágrimas. No podía parar de llorar. La angustia lo había superado. Su problema parecía demasiado grande y negro, sin solución, y eso lo inquietaba. La respuesta no aparecía y cada vez tenía menos fuerzas. Había demasiados enemigos que lo acosaban y nadie lo ayudaba, se sentía solo.
Estaba cansado y consumido. Había bajado los brazos. ¿Por qué este guerrero deprimido puede escribir seguido a su queja un grito de victoria sobre sus complicados enemigos? Su situación no cambió, nadie vino en su ayuda, estaba igual de solo que antes, los problemas eran los mismos, pero entendió que a pesar de las dificultades y problemas, Dios siempre escucha y responde.
Tal vez hoy estás como David, deprimido de tantos problemas y enemigos, solo y cansado. No te dejes engañar. Dios no está lejos. Él siempre te escucha y responde. Aun en tu peor tormenta, Dios está a tu lado.
Vuelve a confiar en Dios, deja que el calor de su Presencia te llene de confianza y fuerzas.  
REFLEXIÓN – Dios evita que te consumas.

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